1.-Bellezas

1.-Bellezas
Uniformes escolares.

III.-Escolares; Cobra Kai


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Un uniforme escolar es un uniforme que usan los estudiantes principalmente para una escuela o una institución educativa . Son comunes en las escuelas primarias y secundarias de varios países.
Un ejemplo de uniforme sería exigir camisas abotonadas , pantalones para niños y blusas , faldas plisadas para niñas, ambos con blazers. Un uniforme puede ser tan simple como requerir camisas con cuello o restringir las opciones de color y limitar los artículos que los estudiantes pueden usar.


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Es difícil rastrear los orígenes del uniforme ya que no existe una historia escrita completa, sino una variedad de influencias conocidas. Se cree que los uniformes escolares son una práctica que data del siglo XVI en el Reino Unido. Se cree que Christ's Hospital School en Inglaterra en 1552 fue la primera escuela en usar uniforme escolar.  Los estudiantes recibieron un uniforme que consistía principalmente en un abrigo azul largo y calcetines amarillos hasta la rodilla. 
 Los estudiantes que asisten a la escuela todavía usan un uniforme casi idéntico en la actualidad.  La prueba documentada más antigua del uso institucionalizado de una vestimenta académica estándar se remonta a 1222 cuando el entonces arzobispo de Canterbury ordenó el uso de la cappa clausa. Esta práctica monástica y académica se convirtió en uniformes universitarios en Inglaterra, particularmente en las escuelas de caridad donde a menudo se proporcionaba uniforme a los niños pobres. Las universidades, escuelas primarias y secundarias utilizaron los uniformes como marcador de clase y estatus.

 


faldas

Mishel Aguirre, segundo medio (2010)

Un compañero me tomó fotos de las piernas y las pasaba a sus amigos de otros cursos, me quejé con el rectorado y nunca hicieron nada. Ese mismo año, me obligaron a participar en un certamen de belleza y me subieron la falda para “ser más bonita”. Tenía 15 años.

faldas

Sofía Torres, segundo de bachillerato (2009)

El peor recuerdo que tengo es cuando debíamos ir a misa en la capilla de otro colegio. Ese día hubo revisión del uniforme. Nos mandaron a lavar las caras, a quitarnos pulseras, aretes y collares y a medir el alto de la falda. Revisar el alto de la falda significaba que la inspectora te hacía quitar el saco, te levantaba la camiseta para ver que no esté subida la falda y si así seguía siendo “demasiado corta” (la altura reglamentaria era a la altura de la rodilla), entonces sacaba la tijera y te cortaba el hilo del bordillo ¿Por qué ese especial interés para ese día? Porque la capilla era en un colegio masculino y debíamos ir como “señoritas decentes”.



faldas


luis campino

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faldas

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Antonia Díaz, tercero de básica (2005)

En mi colegio solíamos usar jeans. Pero el último año que estuve ahí cambiaron el uniforme e hicieron que las niñas empiecen a usar falda. Ahí entendí que ya no podía jugar en la escalera china los lunes.


Carolina Sánchez, tercero de bachillerato (2006)

Estuve en tres colegios diferentes y en los tres tuve algo con el tema de la falda. En uno nos hacían parar junto al pupitre para medirnos el largo de la falda con regla, si estaba más alto de lo permitido, te daban con la regla en las piernas, te cortaban el dobladillo y te tocaba andar así con la falda todo el día.

En otro colegio la falda era tan liviana que cuando hacía viento se levantaba a lo Marilyn Monroe y lo peor era subir a retirar cosas de la biblioteca o de la cafetería porque no podías usar las manos para bajarte la falda. Lo bueno de esa falda es que como era escocesa, cuando me quedé embarazada, pude ir ajustando al diámetro de la panza sin que se note.



Carla Noriega, primero de bachillerato (2009)

Una vez me robaron la falda. Estaba en exámenes trimestrales y debía usar el uniforme de parada completo. Cuando tenía examen de educación física debía ponerme calentador, dar la prueba y luego usar nuevamente falda; cuando terminé y quise cambiarme de uniforme, mi falda ya no estaba. Todo esto sucedió por no poder quedarme con el calentador todo el día.

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Sofía Brito, primero de bachillerato (2009)

Teníamos que usar licra mallas o calzas por debajo de la falda porque cuando subíamos las gradas los hombres nos quedaban viendo. Además, era obligatorio usarla hasta la rodilla, pero como la teníamos más alta nos bajaban puntos en conducta.


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Ana María Molina, primero de básica (1995)

Yo estuve en una escuela y colegio mixtos y los niños “jugaban” a levantarnos la falda. La primera vez que me tocó a mí, que fue en primero de básica, quedé traumada de por vida y hasta sexto curso usé licra mallas o calzas por abajo todos los días, no solo por miedo a que me levanten la falda, porque ya eso se quedó en los primeros años de escuela, sino por la incomodidad al subir gradas, jugar básquet, el viento, el frío, colgarse patas arriba de la escalera china y cosas así.

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Carolina Villasís, décimo de básica (2002)

¡Qué maravilla que ya no sea obligatorio, porque esa era la cosa más machista que podía haber! En mi colegio éramos solo tres mujeres, entonces los chicos siempre nos subían la falda. Una vez incluso me dieron una nalgada. Entonces nos quejábamos y nos decían:
 “No es cierto. No puedo ser que eso pase en este colegio”. 

Las tres hicimos tanta protesta que empezamos a ir con Leggins en los días de uniforme formal. Siempre nos ponían puntos menos en disciplina por eso.
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Michelle Noboa, noveno de básica (2010)

Mi periodo llegó de manera inesperada. Me levanté del pupitre y mi falda parecía una escena de Tarantino.



Cristina Carrasco y Sara Tillería, estudiantes de un mismo colegio (2009)

Cristina: Como estás creciendo, la falda que hace un tiempo estaba a la rodilla, ahora está un poco más alta… Vino personalmente el rector del colegio, un viejo asqueroso, y me jaló la falda y deshizo el dobladillo para bajarla. Es primitivo el tema de las faldas. No tiene ni una sola buena razón de existir de manera obligatoria.

Sara: No recuerdo con qué frecuencia, pero a veces venía una persona a “inspeccionar” el uso del uniforme. Nos parábamos todos y esta persona nos ponía su mano en las piernas para medir que la falda no esté más alta de cuatro dedos a partir de las rodillas… Un asco.

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Macarena Roggiero, noveno de básica (2006)

Una vez estaba corriendo por chiste, bajé las gradas y me caí. Justo estaba con falda. Por un lado, sentí vergüenza por pensar en quién me podía haber visto y por otro, como solo tienes unas medias que te protegen, mi herida fue mayor que si hubiera estado usando pantalones.

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Cristina Pazmiño, tercero de bachillerato (2013)

En mi colegio era obligatorio usar falda y medias azules. No te dejaban ir con mallas porque “estaba en contra del protocolo”. Odiaba ir con falda o sin mallas porque siempre en los buses te quedaban viendo y te decían cosas (ojo, mi falda era más abajo de la rodilla, pero igual). Pero lo más incómodo y horrible fue que estaban arreglando unos huecos en la calle de mi colegio y era época de lluvias en Quito. Salí tarde porque tenía labor social y la calle estaba hecha pedazos. No habían puesto señalización y me caí en una especie de alcantarilla. Se hundió la mitad de mi cuerpo. Tuve que zapatear rápido y puse mi mochila sobre mi cabeza (para que no se ensucie, pues tenía exámenes y no quería que pase nada con mis cuadernos). Logré salir toda enlodada y ningún bus quería parar. Estoy segura de que si hubiese ido con calentador habría sido más fácil correr a la parada o salir del hueco.

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Noemí Pabón, tercero de bachillerato (1994)

El uso de falda era muy incómodo para jugar fútbol o básquet, treparse a los árboles o a los muros para poder salirte del colegio antes de hora, cortando alas a la libertad completamente. Y el frío que había que aguantar en las mañanas era una injusticia total.

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Aunque los uniformes escolares a menudo pueden considerarse conservadores y pasados ​​de moda, los uniformes en los últimos años han cambiado a medida que han cambiado los códigos de vestimenta de la sociedad. 

Cine y series / Cobra Kai Crítica de Cobra Kai, un final alargado pero con el corazón en el lugar correcto.

La serie que revitalizó Karate Kid concluye su historia con una última temporada que, aunque marcada por el desgaste narrativo, logra despedirse con dignidad. Entre homenajes, duelos finales y cierres de ciclo, Cobra Kai entrega un desenlace que respeta su legado sin dejar cabos sueltos. La primera temporada de Cobra Kai logró revitalizar la franquicia de Karate Kid con un enfoque fresco y una narrativa más compleja, alejándose de los arquetipos tradicionales de héroes y villanos. Con el tiempo, la serie expandió su elenco y exploró nuevas dinámicas, manteniendo el interés con conflictos llamativos y una constante revisión del legado del señor Miyagi. Sin embargo, conforme avanzaron las temporadas, la historia comenzó a perder frescura, repitiendo esquemas narrativos y abusando de referencias a la trilogía original, recurriendo a antiguos antagonistas que tuvieron problemas para encontrar su rumbo. Las dos primeras entregas de la sexta temporada confirmaron ese agotamiento narrativo al presentar conflictos reciclados y un desarrollo predecible, dejando completamente en evidencia que estaban estirando el chicle en exceso. Mal que mal, la última temporada se dividió en tres partes de cinco episodios cada una. Un exceso en donde varios episodios se sintieron como mero relleno. En esa línea, la última entrega, estrenada el pasado 13 de febrero, siguió con la misma tendencia para abordar el final del interrumpido Seikai Taikai, el torneo de karate más importante del mundo, pero cerrando en mejor pie de lo que anticipaban los primeros 10 episodios. Aunque atrás quedaron las rivalidades del pasado entre Miyagi-Do y Cobra Kai, también quedaron en el tintero los forzados enfrentamientos entre los jóvenes karatecas que marcaron los primeros 10 episodios. El gran foco final, tras retomar el torneo en suelo californiano, es concretar las finales, cerrar ciclos, rendir tributo —cortesía de la inteligencia artificial— y volver al génesis de todo: la relación entre Daniel LaRusso y Johnny Lawrence. Los últimos episodios incluyen algunas sorpresas, especialmente en términos de cómo se resuelve el gran torneo, pero al mismo tiempo, los giros se anticipan con facilidad y las peleas finales entre los jóvenes karatecas carecen de la emoción que marcó la película original, con su emblemática patada de la grulla, o incluso su posterior secuela situada en Japón. En cambio, como muchos de los conflictos ya están resueltos, el cierre de la serie termina sintiéndose como un gran epílogo extendido para las historias de Miguel, Robby, Samantha e incluso Tory. En esa línea, aunque gran parte de la temporada final se siente más como un trámite que como el clímax esperado, su mayor acierto radica en las teclas emotivas que los creadores logran tocar. Ahí está el rol de Robby como el hijo de alguien que no supo lidiar con la derrota, Samantha y su verdadero deseo de un futuro alejado de Miyagi-Do, la necesidad de Miguel de demostrar que realmente es el mejor y la luz que finalmente encuentra Tory tras todas las tragedias que marcaron su vida. Todo lo anterior también está relacionado con el peso que recae sobre LaRusso para desprenderse de su cerrada visión de lo que fue el señor Miyagi, incluida la posibilidad de recibir una última lección. Asimismo, se muestra el propio proceso de Johnny para dejar atrás sus derrotas, cerrar su capítulo con Kreese y abrir las puertas a una vida junto a su familia. Gran parte de esto funciona muy bien, más allá de que el caso de Daniel-San implique un feo y burdo uso de efectos digitales para recuperar al legendario Pat Morita como Miyagi. Aun así, la serie logra encontrar el equilibrio entre sus nexos directos con la película original de Karate Kid y la historia propia que quisieron contar desde la primera temporada, cuando todavía era una pequeña producción de YouTube. No solo eso, de varias formas también rinden tributo a la gran inspiración de todo, la saga de Rocky, ya que John G. Avildsen, el director de la trilogía de Karate Kid, también fue el responsable de la primera película de Balboa y siempre existieron nexos entre ambas sagas. En todo ese camino, aunque la última temporada estuvo lejos de los mejores momentos de la serie, al menos los últimos episodios, especialmente los dos finales, logran dar con un rumbo satisfactorio que no cierra la puerta al regreso de los personajes en un futuro, pero tampoco la deja abierta con preguntas sin respuesta. Todo lo que la serie tenía que contar fue abordado y, más allá de que la estiraran en exceso, consigue un cierre que se siente no solo apropiado, sino completamente merecido. Y eso es mucho más de lo que alguien habría esperado para una serie que nació hace más de una década como parte de una broma viral que se popularizó aún más cuando fue abrazada por la serie How I Met Your Mother. En definitiva, Cobra Kai cierra su historia con una temporada que logra despedirse con dignidad y respeto por su legado. Aunque el desgaste narrativo fue evidente en sus últimas entregas, la serie supo mantenerse fiel a su espíritu, equilibrando nostalgia y evolución de personajes para evitar dejar la sensación de que algo quedó inconcluso. Y más allá de sus altibajos, lo más importante es que Cobra Kai realmente demostró que aún quedaba historia por contar en el universo de Karate Kid, y lo hizo con el corazón en el lugar correcto.


"Estaba preocupado": William Zabka y la RAZÓN para volver a interpretar a Johnny Lawrence en 'Cobra Kai'
Uno de los protagonistas de la serie reveló la forma en cómo lo convencieron para volver a retomar un papel de hace más de 30 años.
William Zabka habló de papel como Johnny Lawrence,.






David Asiel Hernández Díaz
 21.02.2025

El final de la serie 'Cobra Kai' trajo consigo mucha nostalgia y un cierre bastante deseado por muchos de los fans.
Para la crítica, este final da alusión a una redención de parte del personaje Johnny Lawrence, interpretado por el actor estadunidense William Zabka, quien hace más de treinta años saldría como el villano de la primera entrega de la saga 'The Karate Kid'.
Hace unos días, el actor recordó cómo fue que el director de esta serie, los convenció tanto a él como a Ralph Macchio de volver a usar sus trajes de Karate.

​¿Qué dijo William Zabka sobre su participación en 'Cobra Kai'?

En una entrevista para la revista cinematográfica The Hollywood Reporter, William fue cuestionado sobre la forma en cómo lo convencieron de volver a actuar como Johnny Lawrence a más de 30 años de haber dejado el papel.
En respuesta, el actor confesó que en un día normal le marcaron para ofrecerle el trabajo de volver a interpretar el papel, por lo que al escuchar esto, inmediatamente su respuesta fue sí.

"Simplemente dijeron que tenían una idea para algo que podría interesarme y comenzaron con Johnny Lawrence, y dije que estaba bien", comentó.
El actor confesó que la historia que rodearía al personaje sería a través de la redención abriendo nuevamente Cobra Kai. Tras esto, Zabka respondió:

"¿En serio? ¿Por qué volvería a Cobra Kai? Así que lo presentaron como un arco de redención, pero no tenía una imagen completa y clara de cómo sería, estaba muy preocupado", afirmó.

Tras la primera reunión que tuvo con los ejecutivos de la serie, William afirmó que no tenía muchas esperanzas de la misma, pero que, al salir de la misma, quedó convencido de que algo estaba bien.

"Salí de esa reunión muy optimista y esperanzado. Tenía paz al saber que algo estaba bien", dijo.

Un día después de la reunión, William y Ralph (actor que interpreta a Daniel LaRusso) tuvieron una charla donde afirmaron que iban a tener que poner manos a la obra, pero de poco en poco, esperando a recibir la llamada que les confirmara el proyecto.

"Ralph y yo tuvimos una llamada al día siguiente sobre otro posible proyecto. Le envié un mensaje de texto y le dije:
 "Tal vez tengamos que esperar a que llegue esa llamada; sé que algunos chicos vendrán a conocerte". 
Ralph me devolvió la llamada y me dijo: 
"Bueno, tenemos que poner eso en pausa y analizarlo un poco más de cerca". 
Así que nos pusimos manos a la obra poco a poco hasta ese momento", confirmó.
Al final la propuesta se confirmó, y Zabka aseguró que, tanto él como Ralph, fueron muy inteligentes al dar el sí en el proyecto.

"Tomaron algo que era nostálgico, querido y orientado a la familia, y lo trajeron a la actualidad. Sigue siendo lo mismo, pero actualizado y reiniciado para esta generación. Y eso es todo de ellos. Ralph y yo decimos que fuimos muy inteligentes al decir que sí", finalizó.

España Cultura.


‘Cobra Kai’ ‘resucita’ al Señor Miyagi con IA: así trajo la serie de vuelta el icónico personaje
El final de la producción de Netflix ha sorprendido a todos recuperando a uno de los personajes míticos de ‘The Karate Kid’

David Pardillos
14 Feb, 2025 

La última temporada de Cobra Kai ya está en el aire. Netflix acaba de estrenar los últimos cinco episodios de la serie basada en el universo de The Karate Kid. Con Johnny Lawrence (William Zabka) y Daniel Larusso (Ralph Macchio) a la cabeza, la producción que empezó en YoutubeRed y se ha convertido en buque insignia de la plataforma de la N ha ido a lo largo de sus temporadas haciendo grandes guiños a la película original. Pero ninguno como el que había guardado para su última traca final, con el regreso de nada menos que el Señor Miyagi, el icónico maestro karateka de Daniel, y quien fue interpretado por Pat Morita en la saga hasta su fallecimiento.
La sexta y última temporada de Cobra Kai presentaba a los más jóvenes (Miguel, Robby y Samantha) peleando por ganar el Sekai Takai, pero también a los adultos lidiando con sus propios problemas. Tras una exhaustiva preparación en la ciudad de Barcelona que dio para un momento de lo más gracioso, el final de la segunda parte dejaba con la breve aparición de Miyagi en una visión de Daniel Larusso. Pues bien, en la tecera parte de esta última entrega las visiones han vuelto, y han permitido ver en todo su esplendor a un auténtico fantasma, ya que no hay que olvidar que Pat Morita lleva muerto desde 2005.
Hasta el momento, Cobra Kai había decidido honrar la memoria de Miyagi de muchas formas, pero ninguna de ellas mostrando directamente al actor. Siempre era a través de material de archivo, cuando no diálogos y demás menciones al icónico maestro karateka, que apareció en todas las entregas de la saga Karate Kid, incluso en las que no estaba Ralph Macchio. La serie parecía llevar tiempo queriendo que ese sueño se hiciese realidad, y por fin lo han conseguido, aunque el resultado pueda parecer algo inquietante a más de un espectador. Pero, ¿cómo ha conseguido la serie traer a la vida al personaje?

Sorteando el valle inquietante

En una conversación con Variety, los creadores de la serie Josh Heald y Hayden Schlossberg desvelaban que, si bien utilizaron a un actor real para la secuencia, también se ayudaron de Inteligencia Artificial para recrear físicamente a Morita:

 “Cada versión evoluciona, y cada vez es menos inquietante y horrible. Las primeras son muy desalentadoras y piensas: ‘Dios mío, ¿nos hemos equivocado de camino?’. Pero te aseguran que va a ser horrible hasta que no lo es, básicamente. Sentíamos en el fondo de nuestras mentes que estas son secuencias de ensueño y nos dan un poco de margen en términos de ser súper exactos. Nos sentimos de esta manera acerca de los efectos visuales y efectos especiales en general: tienes el presupuesto que tienes, haces el mejor trabajo que puedes y esperas que el público suspenda su incredulidad. Ellos saben lo que queremos. En cuanto a la historia, sabemos que es lo correcto e intentamos aprovechar la tecnología de que disponemos”, explicaba Schlossberg.


En la secuencia en cuestión, Daniel San tienen una pesadilla en la que ha de enfrentarse a los “esqueletos”, un guiño a una de las secuencias de la Karate Kid original en la que era perseguido por los miembros de Cobra Kai disfrazados por Halloween. Es ahí cuando emerge la figura de Miyagi, aunque lo que en realidad se ve es al actor Don Lee, doble de coreografías, manipulado por la Inteligencia Artificial: “No hay imágenes de archivo. Filmamos a Don, la pelea y la entrada prácticamente. Hay una compañía de VFX que tiene una tecnología deepfake. Empiezan a producirlo, y les damos muchas notas. Miramos fotos de referencia. ‘Aquí está el Sr. Miyagi en la noche de The Karate Kid, la forma en que su cuerpo se mueve, la forma en que la luz y la luna están. Llegas a lo más micro, hasta la forma de la cabeza y el pelo. Pasamos por 50 iteraciones y luego trajimos a un actor que imitaba la voz para que dijera las líneas y se emocionara como Pat Morita y como nosotros recordábamos. Luego aplicamos un filtro de inteligencia artificial que utiliza el audio de archivo de Pat Morita para que la voz se parezca lo más posible”, detallan.

El resultado, como se puede ver en el 13º de la serie, es tan sorprendente como satisfactorio. Después de tanto tiempo, Daniel por fin se reencuentra con Miyagi y este puede decirle las últimas palabras que nunca escuchó, y darle el consejo necesario para afrontar el desenlace. “Al fin y al cabo, no estamos recreando a una persona. Estamos rindiendo homenaje a un héroe, e intentas acercarte lo más posible, mientras el público sabe que, obviamente, no está ahí de verdad”, concluyen Schlossberg y Heald, creadores de una serie que será recordada durante años, aunque la aventura de los karatekas continúe con la película Karate Kid: Legends, que juntará el universo de Ralph Macchio con el de Jackie Chan.

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