Libros.
Libros
Los libros ocupan un lugar muy especial en la historia. Presentes desde la antigüedad, su contenido nos ofrece una mirada al pasado, ya sea a través de crónicas de eventos actuales, documentos de figuras históricas o simplemente contando historias. Sin embargo, lo que encontramos entre sus páginas no es lo único que puede ofrecernos una lección de historia. De hecho, examinar a los libros como objetos en sí mismos puede ser igualmente esclarecedor. Aquí exploraremos la historia del libro. A medida que hojeamos sus comienzos en la Antigüedad, sus capítulos más modernos, y todo lo que hay en medio, es probable que obtengamos una nueva apreciación de este objeto milenario. |
ROLLOS DE PAPIRO. El primer precursor del libro se remonta al Antiguo Egipto. Durante la Quinta Dinastía (2563 – 2423 a.C.), los egipcios comenzaron a emplear el tallo del papiro, una hierba acuática, como una forma temprana de papel. Las gruesas hojas tejidas con este material orgánico ofrecían una superficie de escritura ideal para tintas y pigmentos especiales. Usando una pasta de harina, también podían unirse para formar un pergamino, o una colección de páginas enrolladas. Aunque los pergaminos sin duda mejoraron los antiguos métodos de documentación, su orientación vertical y la necesidad de ser desplegados dificultaban su manejo. Por eso, siglos más tarde, los romanos rectificarían estos problemas con un nuevo prototipo. |
CÓDICES ROMANOS. En el siglo I, los romanos hicieron historia—y solo tuvieron que girar el pergamino. Al darle a sus folios una orientación horizontal y posteriormente doblarlos, inventaron el códice. Eventualmente, los romanos usaron este modelo de base para reemplazar los característicos pliegues de los códices con cortes, encuadernando las hojas dentro de una portada y una contraportada. Hoy, estas adaptaciones son consideradas los primeros libros de la historia. |
MANUSCRITOS MEDIEVALES. En la Edad Media, el códice alcanzó nuevas alturas con la proliferación del manuscrito ilustrado. Se trata de un libro cuyas páginas de pergamino están adornadas con pequeñas ilustraciones, bordes intrincados y otros elementos decorativos. A menudo hallados en textos religiosos, estos deslumbrantes detalles tenían el propósito de “marcar pasajes importantes, o realzar o comentar el significado del texto”. Estas obras ornamentadas se hacían totalmente a mano, diferenciándolas de los cada vez más populares libros impresos de la época.
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CODICE (del latín codex, -icis) es uno de los formatos del libro. Se compone de cuadernos plegados, cosidos y encuadernados. Habitualmente, se puede escribir en ambos lados de cada hoja, denominadas páginas, que pueden numerarse. Aunque técnicamente cualquier libro moderno es un códice, el término se utiliza comúnmente para libros escritos a mano (manuscritos) en el periodo previo a la imprenta (es decir, hasta el fin de la Edad Media), y para los documentos producidos por los indígenas mesoamericanos, en la época precolombina, durante la conquista y los virreinatos. El significado lo recoge el DRAE. a El diminutivo de "códice", "codicilo", se emplea únicamente en contextos testamentarios. Derivada de esta es la palabra "código".
Etimológicamente, la palabra latina codex parece proceder de la contracción del diptongo de la también latina caudex, -icis ('tronco' —de la que se ha propuesto su origen caldeo—). Este nombre, que dieron los romanos a la tablilla de cera para escribir, por desplazamiento semántico terminó designando a los libros con páginas, diferenciados de los rollos empleados hasta entonces. Cuando hablamos de xilografía, seguramente te vienen a la mente imágenes de las famosas estampas japonesas. Sin embargo, antes de que los artistas japoneses crearan sus “pinturas del mundo flotante”, los monjes del siglo IX en China ya utilizaban esta técnica para producir libros impresos. La práctica llegó a Europa durante la Edad Media, materializándose como libros xilográficos o libros de bloque. “[Era] esencialmente un libro ilustrado”, explica la Biblioteca del Congreso. Los libros de bloque presentaban “una sola página xilográfica en la que se tallaban el diseño y el texto, se entintaban y luego se presionaban contra el papel, dejando una impresión de imagen y palabras”. Fieles a esta comparación de “libros ilustrados”, los libros de bloque típicamente comprenden menos de 50 hojas y presentan imágenes coloreadas a mano. |
LIBROS XILOGRÁFICOS Y PRODUCIDOS EN MASA. En el siglo XV, el orfebre alemán Johannes Gutenberg perfeccionó los métodos anteriores para hacer libros con su innovadora imprenta. Esta innovadora máquina agilizó el proceso de impresión mediante el uso de tipos móviles—piezas metálicas ajustables que podían entintarse individualmente y utilizarse una y otra vez. El impacto de la imprenta de Gutenberg fue particularmente evidente durante el Renacimiento, ya que su capacidad de producir libros en masa permitió que los ideales italianos ilustrados se extendieran por todo el continente. |
LIBROS ENCUADERNADOS Además de dar origen a métodos cada vez más eficientes de producción en masa, la imprenta facilitó otro hito de la industria del libro: la encuadernación moderna. Hasta el invento de Gutenberg, los folios de los libros se unían meticulosamente utilizando madera, metal e hilo. Tras la aparición de la imprenta—y la consiguiente comercialización de los libros—la industria editorial adaptó su enfoque, usando materiales menos costosos como la tela y el pegamento, que se convirtieron en los medios de encuadernación preferidos en el siglo XX. |
Encuadernadores.
La palabra encuadernación proviene del latín quaternos con el prefijo quaterni ‘cuatro’. Cuadernillo es cada pliego que se dobla en forma de cruz o en cuatro, para ser incluido en un libro. Por lo tanto, la encuadernación es la unión de cuadernillos por uno de sus costados y unas tapas a modo de cubiertas. Generalidades Los tipos de encuadernación tienen por objeto procurar tres factores: conservación, fácil manejo y presentación artística y comercial. Antes del siglo xix la encuadernación se hacía artesanalmente y era relativamente costosa, aunque muchos propietarios mandaban hacer a mano encuadernaciones refinadas o utilitarias. Con la industrialización los procesos se abarataron mucho y se desarrollaron nuevas técnicas para vender libros y publicaciones a un coste más bajo, con lo que se desarrollaron técnicas para encuadernar más sencillas, más rápidas y menos costosas. La idea era llegar a un mayor número de consumidores abaratando el producto. En la comercialización de libros se distingue entre las encuadernaciones "en tapa" y "en rústica". La encuadernación en tapa también se llama encuadernación cartoné, mientras que a la encuadernación rústica también se le llama de tapa blanda. Ambos sistemas pueden consistir en distintos métodos en función de los materiales y la técnica empleada, pues se pueden utilizar encolados, cosidos o grapados o una combinación de estos sistemas. La encuadernación en rústica, en inglés conocida como paperback o softcover, es un tipo de encuadernación en la que el libro, cosido o pegado con cola, está forrado simplemente con una cubierta de papel o de cartón, generalmente fuerte pero a menudo flexible, y encolada al lomo. Si los pliegos forman cuadernillos y luego se cosen, se denomina encuadernación rústica cosida. Si no hay cuadernillos sino que las hojas van sueltas y se unen a las cubiertas directamente encoladas por su canto, se denomina rústica fresada.
El coste es menor en rústica fresada que en cosida. Si en vez de pegarse, tanto las hojas interiores como las tapas van simplemente grapadas, el coste es menor todavía. La encuadernación grapada es de varios tipos: la más sencilla consiste en una única grapa que fija las hojas del cuaderno y las tapas. Por esta misma razón, el papel en este tipo de libros suele ser de baja calidad, de pulpa de madera (pulp).
En los últimos años del siglo xix comenzaron a aparecer editoriales que empleaban la técnica de la encuadernación en rústica y la publicación editorial masiva para comercializar ejemplares literarios de forma barata y, por tanto, accesible a personas con menor capacidad económica. La encuadernación en rústica existe desde mediados del siglo XIX, pero se popularizó alrededor de 1930. Generalmente, los libros encuadernados de este modo son los de ediciones baratas, ya que una encuadernación así es mucho más económica que una encuadernación cartoné de cubiertas rígidas. Las primeras publicaciones pulp (de pulpa de papel eran baratas y de consumo popular y se especializaban en narraciones e historietas de diferentes géneros de la literatura de ficción. El consumo de estos productos aumentó debido a la disminución de la tasa de analfabetismo. Este tipo de publicaciones eran además más propicias para el intercambio y el préstamo (por una pequeña cantidad de calderilla) en kioscos, por su escaso valor económico, su abundancia y su escasa durabilidad física. Las ediciones de bolsillo usan casi sistemáticamente la encuadernación en rústica. Las historietas cómicas o pasquines (comic books) son también un buen ejemplo de este tipo de encuadernación. |
Ex libris y el supralibros.
Características
Además de la leyenda que acredita la pertenencia del libro a una biblioteca personal o institucional, por lo general el exlibris exhibe también alguna imagen. Los ejemplos más antiguos emplean escudos heráldicos; predominan también imágenes de contenido alegórico o simbólico (muchas veces acompañadas de algún lema). La tipología de las imágenes se ha ido diversificando mucho: abundan por ejemplo las relacionadas con la profesión, actividad, gremio o afición del dueño del libro, también se encuentran muchos de contenido erótico (que habitualmente señala la pertenencia del ejemplar a una colección especializada en esa temática), de tema "macabro" (con esqueletos o calaveras alusivos al paso del tiempo y a la muerte), monogramas, etcétera. Son frecuentes también los motivos relacionados con el mundo del libro y las bibliotecas. El supralibros
El supralibros, superlibros o, incorrectamente, superlibris (del latín supra, "sobre, encima de" y libros, "libros", en caso dativo, que es el que rige la preposición supra) es una indicación de propiedad de un libro que se realiza en la encuadernación y suele tener motivos heráldicos o monogramas que identifican al propietario.
En la cultura del libro, se han utilizado principalmente tres formas de marcar la propiedad del mismo, las anotaciones manuscritas, el ex libris y el supralibros. Mientras que los ex libris se estampan o pegan en el interior de un libro, los supralibros se aplican en la cubierta del libro, lo que le hace tener un mayor resalte.
Por estar situado en la encuadernación, hay que tener en cuenta que ésta ha podido realizarse en una época posterior a la edición del libro, pero es una buena pista, en cualquier caso, sobre quien poseyó en algún momento el libro en cuestión.
Los supralibros pueden ser textuales o figurativos. Los primeros suelen componerse de frases cortas en las cubiertas o las iniciales del propietario en la parte inferior del lomo. Los figurativos, principalmente en el centro, suelen ser motivos simbólicos o heráldicos. Se realizan, principalmente, con pan de oro y en relieve en la cubierta superior de un libro o en la cubierta inferior. Al igual que los ex libris, los supralibros son fundamentalmente, una expresión de orgullo del dueño del libro, la marca del propietario y, a menudo, un motivo ornamental. Además pueden tener también la función de evitar el robo o la pérdida del libro. Fueron utilizados como tales por primera vez durante el Renacimiento, cuando se formaron las primeras grandes bibliotecas privadas. Hubo desde entonces famosos bibliófilos que utilizaron supralibros que pueden hacer que un libro sea muy cotizado, como el caso de Jean Grolier de Servières, vizconde de Aguisy. |
ST THOMAS AQUINAS (1225-1274), and PTOLOMY OF LUCCA (c.1236-c.1327), De regimine pricipum , in Latin, illuminated manuscript on vellum, Naples, 1470.
[De regimine principum]. Obra filosófico-política de Santo Tomás de Aquino (1225- 1274). Son seguramente auténticos los dos primeros libros de la obra; el tercero y cuarto, que tratan fundamentalmente de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, son, en cambio, apócrifos, aunque inspirados en ideas que Santo Tomás ha sostenido en los dos primeros. La obra lleva la dedicatoria «ad regem Cipri». Santo Tomás parte de la concepción aristotélica según la que el hombre es un «animal político» destinado a vivir socialmente. Pero es necesario un rector que guíe a los hombres al cumplimiento de su fin, ya que los hombres no saben regirse por sí mismos. Como hay una facultad rectora sobre las partes del alma y del cuerpo, así debe haber un principio regente («aliquod regitivum») para la sociedad. El principio regente pertenece a uno solo: al rey. Está implícito en la idea misma de realeza el que uno solo mande («De ratione regis est quod sit unus qui praesit»). Así, Santo Tomás abona el ideal monárquico cristiano- medieval, constituido por analogía con Dios, rector del universo. Formas inferiores de gobierno son la «política», buen gobierno ejercido por muchos, y la «aristocracia», buen gobierno ejercido por pocos. Malos gobiernos son, en cambio, la «democracia» y la «oligarquía». Pero el gobierno peor es la «tiranía», porque el gobierno de uno solo, cuando es justo es excelente, cuando es injusto es pésimo. El fin del gobierno es la salvación de la sociedad: la unidad, la concordia, la paz: «unitas quod vocatur pax». Sin esta paz no es posible la realización del fin social, que consiste en vivir según la virtud. El rey, en su gobierno, debe aspirar al honor y a la gloria, pero honor y gloria no son premios adecuados para los cuidados de un buen rey; éste obtendrá su premio de Dios. En efecto, el rey, al gobernar a su pueblo, es ministro de Dios, puesto que, según la teoría teocrática medieval, derivada de San Pablo «non est potestas nisi a Deo». Así se dibuja la figura ideal del príncipe de la Edad Media: bueno, piadoso, paternal, figura que será tema preferido de todo un género de literatura política. Los deberes del rey hacen que éste tenga para el reino, la misma función que ejercen el alma con respecto al cuerpo y Dios con respecto al mundo. El rey debe gobernar de manera que distinga y ordene a sus súbditos, así como Dios dispone en orden variado todas las cosas, pero más allá del fin terreno, que es la virtud, existe un fin ultraterreno que el hombre podrá alcanzar con ayuda de la gracia divina. Existe, pues, un gobierno superior al humano: el gobierno que pertenece a Dios, esto es, a Jesús, y que hace a los hombres hijos de Dios. Cristo es Rey y Sacerdote; de Él, pues, deriva el sacerdocio de los reyes. Se distingue así del orden temporal el orden espiritual confiado a los sacerdotes y, «de manera especial, al Sumo Sacerdote, sucesor de San Pedro, vicario de Cristo, Pontífice romano, al cual todos los reyes de la cristiandad deben someterse como al propio Cristo». No sólo esto, sino que el rey debe hacer por manera que no existan impedimentos para la función sacerdotal. El bien de un pueblo no es sólo el bien momentáneo; queda, pues, circunscrito el poder temporal de los reyes, de los cuales trata especialmente el segundo libro de la obra. Puesto que el fin perseguido por el rey es terrenal, él debe poseer abundancia de bienes, riquezas naturales y artificiales, como dinero, buenos ministros, ejércitos valerosos, fortalezas potentes, carreteras seguras y libres, y medios para ayudar a los pobres con el erario público. Todo rey o príncipe debe, en fin, atender al culto divino, no solamente como hombre, sino también como rey, puesto que el rey es el «ungido del Señor» y de Dios recibe autoridad sobre la tierra. [Trad. por Alonso Ordóñez das Seyjas y Tobar, bajo el título: Tratado del Gobierno de los Príncipes (Madrid, 1625). Esta misma traducción, revisada y corregida por don Vicente García de la Huerta, fue reimpresa en el siglo XVIII (Madrid, 1788). Existe, además, otra edición con texto latino y traducción castellana por León Carbonero y Sol bajo el título: El gobierno monárquico, o sea, el libro de Regimine Principum (Sevilla, 1861)].
Giovan Marco Cinico , o Giovan Marco ( Iammarco ) de Parma ( Parma, hacia 1430 - Nápoles , hacia 1503 ), fue un calígrafo italiano del siglo XV, activo en el medio aragonés del Reino de Nápoles .
Manuscrito humanista napolitano del tratado medieval esencial sobre la realeza, firmado y fechado por Giovanni Marco Cinico e iluminado por Cola Rapicano, 1470 |
Ejemplo de libro turco otomano.
Libro de Ebussuud Efendi (Turco: Mehmed Ebussuûd Efendi, 30 de diciembre de 1490 – 23 de agosto de 1574) fue un jurista otomano de la escuela Hanafí y exégeta del Corán. Ebussuud era hijo de İskilipli Sheikh Muhiddin Mehmed Efendi. En los años 1530s, Ebussuud sirvió como juez en Bursa, Estambul y Rumelia, donde adaptó las leyes locales en conformidad con la ley islámica (sharia). El sultán Suleiman el Magnífico le promovió a gran mufti – juez supremo y más alto oficial – en 1545, un oficio que Ebussuud mantuvo hasta su muerte y el cual llevó a la cumbre de su poder. Trabajó estrechamente con el sultán, emitiendo opiniones judiciales que legitimaron los asesinatos de Yazidis ordenados por Suleiman y el ataque de su sucesor Selim a Chipre. Junto con Suleiman, el "Legislador", Ebussuud reorganizó la jurisprudencia otomana y la puso bajo un control gubernamental más estricto, creando un marco legal que unía la sharia y el código administrativo otomano (qānūn). Mientras que la opinión prevaleciente sostenía que los jueces eran libres de interpretar la sharia, la ley a la cual incluso el gobernante estaba sujeto, Ebussuud instituyó un marco en el cual el poder judicial se derivaba del sultán y que obligaba a los jueces a seguir los qānūn-nāmes del sultán, "cartas de ley", en su aplicación de la ley. Además de sus reformas judiciales, Ebussuud es también recordado por la gran variedad de opiniones consultivas (Fetua) que emitió. Sus opiniones favorables hacia el Karagöz y el consumo de café, una novedad para la época, son particularmente celebradas. |
La historia de la vida y el Papado Pío X hasta nuestros días. Nota: Pío X (en latín, Pius PP. X), de nombre secular Giuseppe Melchiorre Sarto (Riese, 2 de junio de 1835-Roma, 20 de agosto de 1914) fue el 257.o papa de la Iglesia católica desde el 4 de agosto de 1903 hasta su muerte en 1914. Es principalmente recordado por su fuerte oposición al modernismo teológico y por dirigir la primera codificación del derecho canónico de la historia de la Iglesia católica, que fue publicada en 1917. |
los libros son tesoro de la sabiduría y conocimiento
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