1.-Bellezas

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Uniformes escolares.

sábado, 5 de diciembre de 2020

xxiv.-Misceláneas.

Henry Every o Henry Avery.

ana karina gonzalez huenchuñir

Aunque nunca alcanzó la misma fama que otros piratas icónicos como Barbanegra o William Kidd, Henry Every fue uno de los que tuvo mayor impacto histórico. En septiembre de 1695, se hizo con el buque insignia del entonces hombre más rico del mundo en ese momento, el emperador mogol de la India Aurangzeb, lo cual no sólo le resultó muy lucrativo sino que también tuvo grandes repercusiones para el comercio exterior del Reino Unido.

A pesar de que sus crímenes en el Mar Rojo dieran lugar a la primera orden de caza y captura internacional y al primer juicio del siglo XVII, quizás lo más sorprendente de su historia es que no le valieran ni su muerte ni su captura.

Henry Every o Henry Avery (Devon, c. 1659 - desaparecido en 1699) fue un pirata que fue conocido como Avary John, Ben Long y Benjamin Bridgeman. Es más famoso por ser aparentemente uno de los pocos grandes capitanes piratas en retirarse con su botín sin ser arrestado o muerto en batalla. Era un genio del engaño. Apodado "El rey de los piratas" por sus contemporáneos, fue en su momento el bucanero más buscado del mundo.

Infancia

Poco se sabe de sus primeros años pero la mayoría de los especialistas coincide en que nació cerca de Plymouth (Devonshire, Inglaterra) a finales de la década del 1650, si bien existe una carta firmada por el mismo bajo el nombre de Henry Every tampoco se sabe con certeza si su apellido se deletreaba "Avery" o si incluso se llamaba Benjamin Bridgeman.

Las primeras referencias claras sobre Every son su alistamiento juvenil en la Marina Real durante su adolescencia para luego servir en diversos buques de la Royal Navy. Al parecer se embarcó con la flota inglesa bombardeando Argel en 1671, bucanero en el mar Caribe, y capitaneando un carguero. A inicios de 1690 se dedicó al comercio de esclavos del Atlántico, comprando esclavos en la costa de África occidental.
En 1694 reaparece en los registros históricos como primer oficial del barco Charles II de la empresa británica Spanish Expedition Shipping, que tenía por objetivo organizar expediciones con el fin de saquear los tesoros de los barcos españoles hundidos en el Caribe.
Según se cree en una de esas expediciones mientras se realizaba una parada de abastecimiento en La Coruña, Every lideró un motín que se originó a causa de salarios atrasados y puso rumbo a la isla de Madagascar, iniciando así su carrera como pirata.

Carrera de piratería

Según los datos recopilados por Steven Johnson en su libro "Un Pirata contra el capital" la elección de Madagascar como base fue debido a la popularidad de la isla como refugio de piratas pero también servía como base para realizar ataques a barcos tesoreros que peregrinaban a La Meca por el océano Índico, según las fuentes de las épocas fue en uno de estos ataques donde obtendría el mítico botín.
Luego de saquear dos corsarios daneses y uno francés, Henry Every puso la mira en la flota del emperador mogol Aurangzeb y liderando una flota de alrededor de 400 hombres consiguió hacerse con el barco escolta "Fath Mahmamadi" y con las más de 60.000 libras esterlinas que llevaba a bordo.
Posteriormente llevaría a cabo el último y más grande golpe por el que pasaría a la posteridad, el ataque al buque insignia del emperador Mogol, el llamado "Ganj-i-Sawai". Las estimaciones indican un botín de aproximadamente 200.000 libras (veinte millones de euros al día de hoy) lo qué bien le podría valer el título de "el delincuente más rico de la historia".
Every se convertiría en el hombre más buscado del Reino Unido pero nada se supo de él luego del asalto a la flota de Aurangzeb. Lamentablemente, no se tiene mucha constancia de sus primeros años y su vida posterior a dicho ataque.
Si bien fue dado como desaparecido cuando estuvo cerca de ser apresado, es muy probable que haya vivido lejos de su país de origen, probablemente pudo haberse dirigido hacía Nasáu o hacía alguna de las colonias americanas, disfrutando del tesoro obtenido por su carrera como pirata.

Cometario  histórico.

Para el historiador E.T. Fox esto es lo que más lo destaca a Every de sus contemporáneos. 
“Casi todos los piratas más famosos de la llamada ‘edad de oro de la piratería’ (aproximadamente 1690-1730) tuvieron finales traumáticos. Muchos fueron capturados y ejecutados como el capitán Kidd; otros, como Bartholomew Roberts y Barbanegra, murieron en la batalla con la Marina Real; algunos murieron solos, abandonados en una isla desierta o asesinados por su tripulación amotinada”, apunta en su libro King of the Pirates: The Swashbuckling Life of Henry Every y agrega que “Ninguno de ellos tuvo tanto éxito como Henry Every”.
Por su parte, Steven Johnson afirma en su libro Un pirata contra el capital (Turner), que “Esa generación de la edad de oro -Barbanegra, Samuel Bellamy, Calico Jack- se inspiró mucho en los crímenes de Henry Every y las leyendas que giraban a su alrededor”, y asegura que “Aunque Every no es tan famoso hoy en día como esas figuras icónicas de la edad de oro, tuvo un impacto más significativo en el curso de los acontecimientos mundiales”.
No es mucho lo que se sabe sobre la vida temprana de este pirata. Tal como apunta Johnson en su libro, la mayoría de los especialistas coincide en que nació cerca de Plymouth (Devonshire, Inglaterra) a finales de la década 1650, con lo que el gran golpe se habría cometido alrededor de sus 40 años.
Aunque la única carta que conserva su puño y letra fue firmada como “Henry Every”, tampoco se sabe cómo se llamaba en realidad. Hay especulaciones sobre si en verdad se su apellido se deletrea Avery, o en su momento incluso circularon otros nombres como Benjamin Bridgeman.
Tal como apunta el autor, las primeras referencias claras sobre Every son su alistamiento juvenil en la Marina Real durante su adolescencia y posteriormente la que da un agente de la Royal African Company, Thomas Phillips, quien informa en 1693 que había comenzado su carrera como comerciante de esclavos. Al año siguiente, reaparece en los registros históricos como primer oficial del barco Charles II de la empresa británica Spanish Expedition Shipping, que tenía por objetivo enriquecerse rescatando tesoros de los barcos españoles hundidos en el Caribe.

La tripulación de la que formaba parte Every zarpó desde Inglaterra con la intención de hacer una parada estratégica en La Coruña para aprovisionarse y realizar algunos trámites antes de dirigirse hacia las Indias Occidentales. Sin embargo, la primera parte del viaje se postergó por varios meses. Varados en España, los tripulantes no habían recibido su salario y comenzaron a desesperarse. Every supo capitalizar la situación en un motín y en la fuga del barco.
Según un testigo de este hecho citado por Johnson en su libro, una vez en mar abierto, Every habría dicho a los tripulantes de la nave:
 “Ahora yo capitaneo este barco (...) Hemos puesto rumbo a Madagascar, y mi intención es acumular fortuna para mí y para los valientes compañeros que se me unan”. 
Quienes quedaron a bordo del barco se convirtieron a partir de ese momento en piratas y el Charles II pasó a llamarse The Fancy (elegante o lujoso).

La isla de Madagascar resultaba tentadora porque, además de ser conocida como un refugio para piratas, constituía una buena base para realizar ataques a los barcos tesoreros que peregrinaban a La Meca por el océano Índico. Antes de llegar allí, los tripulantes del Fancy asaltaron a tres barcos mercantes ingleses en las islas de Cabo Verde, y continuaron su rumbo por la costa de Guinea, donde aprovecharon la apariencia de navío mercante que tenía el Fancy, para engañar a los locales, secuestrar y vender a algunos de ellos como esclavos.
Durante los primeros meses de 1695 que pasaron en Madagascar, la tripulación del Fancy realizó mejoras que le dieron una gran velocidad y agilidad al barco. También se enfrentó y saqueó a dos corsarios daneses y más tarde a uno francés.

Para cuando llegó el verano, y ya con más de 150 hombres a bordo, Every puso la mira en su plan maestro. La verdadera riqueza estaba en los barcos que peregrinaban a La Meca por el Mar Rojo. En concreto, en la flota del emperador mogol que ocupaba hace treinta años el trono en la India, Aurangzeb.
Esta ruta resultó ser un lugar de encuentro entre una abrumadora cantidad de piratas de la época. Seis capitanes con sus barcos coincidieron con Every en este punto del mapa.
 “Esos más de cuatrocientos piratas reunidos en junio en Bab el-Mandeb bien podrían representar la mitad de todos los piratas del mundo en ese momento de la historia”, dice Johnson. 
Dispuestos en el mismo lugar y con el mismo objetivo, decidieron forjar una alianza bajo el mando del capitán del Fancy.

Henry Every pasó de comandar un barco a liderar una flota. Después de perder algunas oportunidades fallidas durante su persecución al convoy del emperador, los piratas consiguieron apoderarse del barco escolta Fath Mahmamadi con las más de 60.000 libras esterlinas en oro y plata que cargaba (equivalentes a cinco millones de dólares de hoy, según apunta Johnson en su libro).
Unos días más tarde, atacaron al buque insignia del emperador, llamado Ganj-i-Sawai, que en persa significa tesoro excesivo. Algunas estimaciones hablan de unas 200.000 libras esterlinas de la época, que serían casi veinte millones de euros de hoy.
 “Independientemente del cálculo, el atraco (...) figura como una de las operaciones más lucrativas de la historia del crimen”, dice Johnson.

Sin embargo, los piratas no se dieron por satisfechos con las riquezas que encontraron. Según la versión de los hechos que aparecería más tarde en boca de los baladistas y los panfletos repartidos en Londres, Every se habría enamorado de una nieta del emperador que se encontraba a bordo. Algunos llegaron a afirmar que el capitán le pidió la mano. En cualquier caso, se trataba de un relato idealizado de los hechos, que aseguraba que nunca se había faltado el respeto a las mujeres a bordo. Pero esta no fue la única versión.

“El hecho de que la visión popular de Every como pirata enamorado (...) se viera contestada supuso en sí mismo un cambio significativo en la relación entre Inglaterra y la India. Los marinos europeos llevaban al menos dos siglos cometiendo bárbaros crímenes en partes remotas del mundo, desde las sangrientas razias de Drake en las ciudades portuarias de América Central hasta el genocidio perpetuado por los holandeses (...) en la actual Indonesia. Sin embargo, las historias de esas atrocidades rara vez llegaban a las capitales europeas”, explica Johnson.

En este caso, sin embargo, sí que hubo una narrativa que rompió con el relato romántico de los hechos. 
Mientras que las víctimas de los holandeses en Indonesia a principios del siglo XVII no habían tenido recursos o herramientas de denuncia, en esta oportunidad “Henry Every había abordado un barco, propiedad del hombre más rico del mundo, que, además, dirigía un inmenso aparato estatal que rivalizaba con cualquiera de los gobiernos de Europa”, apunta Johnson en su libro.
Según afirmaron los sobrevivientes, después de abordar y controlar el barco, los piratas se dedicaron a asesinar y a torturar a pasajeros para que les dijeran dónde se encontraban partes del tesoro. Además, se dedicaron a violar durante días a varias pasajeras que había a bordo, incluidas familiares del emperador.
Una vez que el Ganj-i-Sawai llegó a Surat, la noticia despertó la ira. Los piratas bajo no sólo habían robado las fortunas del emperador, también habían violentado a sus mujeres mientras participaban del peregrinaje más sagrado para la fe musulmana. No habían cometido un simple crimen, sino también un sacrilegio. Incluso, sus acciones se llegaron a interpretar como un acto de guerra.
Aurangzeb respondió a los hechos con el arresto de altos cargos de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, que creía que habían conspirado contra él. Para la Compañía, la primera sociedad anónima de la historia, que había hecho una fortuna a partir de la importación de tejidos de calicó y chintz de la India, Every se convirtió en una gran amenaza, ya que puso en crisis la estabilidad geopolítica que necesitaba en la India para su prosperidad comercial.

Para intentar preservar sus acuerdos comerciales, se compensó a Aurangzeb por lo robado, se prometió llevar a los piratas ante la justicia, y tanto el Gobierno como la Compañía pusieron a sus agentes y buques al servicio de la búsqueda de los piratas, ofreciendo una gran recompensa por su captura. Henry Every se convirtió rápidamente en el hombre más buscado del Reino Unido, pero su paradero jamás fue descubierto.
Lo único de lo que se tiene constancia después del gran atraco es que los piratas se dividieron el botín y partieron para las Bahamas. Unos pocos fueron encontrados y ejecutados, mientras que la mayoría huyó a Europa o a las colonias americanas. De Every no se supo nunca nada más. El misterio que marcó su infancia lo acompañaría hasta el final.

Las neblinas que empañan el nacimiento del marino de Devonshire son casi tan espesas como las que rodean a su muerte”, dice Johnson y explica que el pirata se convirtió en una leyenda de su época y, como tal, en héroe para algunos y villano para otros. “Fue un amotinado, un líder de la clase trabajadora, un enemigo del Estado y un rey pirata. Y, al final, se convirtió en fantasma”, sentencia.
Cometario de prensa.
Fue uno de los más sanguinarios corsarios del Siglo XVII. Pero un crimen masivo lo convirtió además en el hombre más buscado del mundo. Un fantasma cuyo rastro fue imposible de seguir. 
Por  William J. Kole
1 de Abril de 2021
Una moneda de plata árabe del siglo XVII, en la parte superior, que según las investigaciones se acuñó en 1693 en Yemen, se muestra cerca de un chelín de roble acuñado en 1652 por la colonia de la bahía de Massachusetts, abajo, y una moneda española de medio real de 1727, a la derecha. La moneda árabe formaría parte del botín capturado por Henry Every durante uno de sus más sangrientos saqueos (Foto AP / Steven Senne)

Un puñado de monedas desenterradas de un huerto de frutas en una zona rural de Rhode Island y otros rincones aleatorios de Nueva Inglaterra pueden ayudar a resolver uno de los casos sin resolver más antiguos del planeta.
El villano de esta historia: un pirata inglés asesino que se convirtió en el criminal más buscado del mundo después de saquear un barco que transportaba peregrinos musulmanes a la India desde La Meca, y luego eludió la captura haciéndose pasar por un comerciante de esclavos.

“Es una nueva historia de un crimen casi perfecto”, dijo Jim Bailey, un historiador aficionado y detector de metales que encontró la primera moneda árabe intacta del siglo XVII en un prado en Middletown.

Ese viejo cambio de bolsillo, el más antiguo jamás encontrado en América del Norte, podría explicar cómo el capitán pirata Henry Every se desvaneció en el viento.
El 7 de septiembre de 1695, el barco pirata Fancy, comandado por Every emboscó y capturó el Ganj-i-Sawai, un barco real propiedad del emperador indio Aurangzeb, entonces uno de los hombres más poderosos del mundo.
A bordo no solo estaban los fieles que regresaban de su peregrinaje, sino también decenas de millones de dólares en oro y plata. Lo que siguió fue uno de los robos más lucrativos y atroces de todos los tiempos.
Los relatos históricos dicen que su banda torturó y mató a los hombres a bordo del barco indio y violó a las mujeres antes de escapar a las Bahamas, un refugio de piratas.
Pero rápidamente se corrió la voz de sus crímenes, y el rey inglés Guillermo III -bajo una enorme presión de una India escandalizada y el gigante comercial de la Compañía de las Indias Orientales- ofreció una gran recompensa por sus cabezas.
La moneda árabe fue encontrada en una granja, en Middletown, en 2014 por el detector de metales Jim Bailey, quien sostiene que fue saqueada en 1695 por el pirata inglés Henry Every a peregrinos musulmanes navegando de regreso a la India después de una peregrinación a La Meca (Foto AP / Steven Senne)

Una moneda de plata árabe del siglo XVII, en la parte superior, que según las investigaciones se acuñó en 1693 en Yemen (AP)


“Si busca en Google la ‘primera persecución mundial’, aparece como Every”, dijo Bailey. “Todo el mundo estaba buscando a estos tipos”.

Hasta ahora, los historiadores solo sabían que Every finalmente navegó a Irlanda en 1696, donde el rastro se enfrió. Pero Bailey dice que las monedas que él y otros han encontrado son evidencia de que el famoso pirata se dirigió por primera vez a las colonias estadounidenses, donde él y su tripulación usaron el botín para los gastos diarios mientras huían.

La primera moneda completa apareció en 2014 en Sweet Berry Farm en Middletown, un lugar que había despertado la curiosidad de Bailey dos años antes después de que encontró viejas monedas coloniales, una hebilla de zapato del siglo XVIII y algunas balas de mosquete.

Agitando un detector de metales sobre el suelo, recibió una señal, excavó y golpeó literalmente la basura: una moneda de plata oscurecida del tamaño de una moneda de diez centavos que inicialmente asumió que era española o dinero acuñado por la Colonia de la Bahía de Massachusetts.

Al mirar más de cerca, el texto en árabe de la moneda le aceleró el pulso. “Pensé, ‘Dios mío’”, dijo.
Una investigación confirmó que la moneda exótica fue acuñada en 1693 en Yemen. Eso inmediatamente generó cuestionamientos, dijo Bailey, ya que no hay evidencia de que los colonos estadounidenses que luchaban por ganarse la vida en el Nuevo Mundo hubieran viajado a cualquier parte del Medio Oriente para comerciar hasta décadas después.

Desde entonces, otros rastreadores han desenterrado 15 monedas árabes adicionales de la misma época: 10 en Massachusetts, tres en Rhode Island y dos en Connecticut. Otro fue encontrado en Carolina del Norte, donde los registros muestran que algunos de los hombres de Every llegaron a tierra por primera vez.

“Parece que parte de su equipo pudo establecerse en Nueva Inglaterra e integrarse”, dijo Sarah Sportman, arqueóloga estatal de Connecticut, donde se encontró una de las monedas en 2018 en la excavación en curso de una granja del siglo XVII.

“Era casi como un plan de lavado de dinero”, dijo.

Aunque suena impensable ahora, Every pudo esconderse a plena vista haciéndose pasar por un comerciante de esclavos, una profesión emergente en la Nueva Inglaterra de 1690. De camino a las Bahamas, incluso se detuvo en la isla francesa de Reunión para conseguir algunos cautivos negros para que se viera bien, dijo Bailey.

Los registros oscuros muestran que un barco llamado Sea Flower, utilizado por los piratas después de que abandonaron el Fancy, navegó a lo largo de la costa este. Llegó con casi cuatro docenas de esclavos en 1696 a Newport, Rhode Island, que se convirtió en un importante centro del comercio de esclavos en América del Norte en el siglo XVIII.

“Existe una extensa documentación de fuentes primarias que muestra que las colonias estadounidenses fueron bases de operaciones para piratas”, dijo Bailey, de 53 años, quien tiene un título en antropología de la Universidad de Rhode Island y trabajó como asistente arqueológico en las exploraciones del barco pirata Wydah Gally que naufragó en Cape Cod, a fines de la década de 1980.

Bailey, cuyo trabajo diario es analizar la seguridad en el complejo penitenciario del estado, ha publicado sus hallazgos en una revista de investigación de la American Numismatic Society, una organización dedicada al estudio de monedas y medallas.

Los arqueólogos e historiadores familiarizados con el trabajo de Bailey, pero no involucrados en él, dicen que están intrigados y creen que está arrojando nueva luz sobre uno de los misterios criminales más perdurables del mundo.

“La investigación de Jim es impecable”, dijo Kevin McBride, profesor de arqueología en la Universidad de Connecticut. “Es algo genial. Es realmente una historia bastante interesante“.

Mark Hanna, profesor asociado de historia en la Universidad de California-San Diego y experto en piratería en los primeros Estados Unidos, dijo cuando vio por primera vez las fotos de la moneda de Bailey: “Perdí la cabeza”.

“Encontrar esas monedas, para mí, fue algo enorme”, dijo Hanna, autora del libro de 2015, “Pirate Nests and the Rise of the British Empire”. “La historia del Capitán Every es de importancia mundial. Este objeto material, esta cosita, puede ayudarme a explicar eso“.

Todas esas hazañas han inspirado un libro de 2020 de Steven Johnson, “Enemy of All Mankind”; la popular serie de videojuegos “Uncharted” de PlayStation; y una versión cinematográfica de Sony Pictures de “Uncharted”, protagonizada por Tom Holland, Mark Wahlberg y Antonio Banderas, que se estrenará a principios de 2022.

Bailey, que guarda sus hallazgos más valiosos no en su casa sino en una caja de seguridad, dice que seguirá investigando.

“Para mí, siempre se ha tratado de la emoción de la caza, no del dinero”, dijo. “Lo único mejor que encontrar estos objetos son las historias perdidas detrás de ellos”.

(C) The Associated Press.

 HISTORIAS DE PIRATAS

Las monedas desenterradas que podrían desvelar un terrible crimen

Henry Every se ha considerado una figura casi heroica de la Edad de Oro de la Piratería, sin embargo perpetró un terrible delito y desapareció después sin dejar rastro.

29/04/2021 

Para los arqueólogos, encontrar cualquier rastro de vida pasada siempre es un tesoro. Pero, en este caso, el tesoro ha sido un poco más literal que de costumbre: un puñado de monedas de plata árabes encontradas en Nueva Inglaterra podrían ser las últimas reliquias supervivientes del acto de piratería más notorio de la historia (así como de uno de los piratas más famosos que ha existido) informa 'Live Science'. La evidencia sugiere que las monedas se gastaron como plata común en las colonias estadounidenses a finales de la década de 1690, por la tripulación pirata del infame Henry Every, conocido también como Avary John (del que se tiene muy poca información), que había huido hasta ahí después de saquear el barco del tesoro mongol Ganj-i-sawai. Los investigadores no estaban al principio seguros de que las monedas perteneciesen al buque Ganj-i-sawai (en persa "tesoro excesivo"), pero su origen, fechas y descubrimiento lo sugieren.

EL Ganj-i-sawai pertenecía al Gran Mughal Aurangzeb, el emperador musulmán de lo que hoy es India y Pakistán. Los piratas torturaron y mataron a su tripulación antes de llevarse el tesoro

Every desapareció unos años después y llegó a ser retratado como una figura casi heroica de lo que algunos han llamado 'La Edad de Oro de la Piratería'. El descubrimiento de las monedas también arrojó luz sobre su paradero poco antes de que desapareciera con el botín, y parece que sin duda estaba en colonias americanas continentales, según Jim Baley, detector de metales de Rhode Island. Fue Baley el que encontró las monedas en 2014, a 30 kilómetros aproximados del sur de Providence (Rhode Island). Detectores de metales y arqueólogos de otras partes como Massachusetts, Connecticut o Carolina del Norte han descubierto ahora una docena de monedas similares que creen que provienen de la incursión pirata a Ganj-i-sawai, la última evidencia de uno de los mayores crímenes de la historia. En 1695, Every y su despiadada tripulación marchaban a bordo de su barco Fancy cuando se unieron en una incursión pirata en un convoy en el Mar Rojo que regresaba a la India desde la Meca.

Un crimen

EL Ganj-i-sawai pertenecía al Gran Mughal Aurangzeb, el emperador musulmán de lo que hoy es India y Pakistán. Según los escritos al respecto, los piratas torturaron y mataron a su tripulación antes de llevarse el tesoro, incluidas miles de monedas que en la actualidad podrían tener un valor estimado de entre 30 y más de 90 millones de euros. Después de una protesta liderada por la Compañía Británica de las Indias Orientales, el rey Guillermo III ordenó lo que se considera la primera cacería internacional para capturar a Every y los demás piratas.  

Pero para entonces Every y su tripulación habían escapado al Nuevo Mundo. Vivieron durante varios meses en las Bahamas, pero huyeron a finales de 1696. Parte de la tripulación se fue a vivir a las colonias del continente, donde quizá gracias a algún soborno fueron finalmente juzgados y absueltos, pero no se volvió a saber nada más de Every. Informes posteriores sugirieron que había navegado a Irlanda mientras aún huía y que murió allí, empobrecido, unos años después. Dado que no se volvió a saber nada de su botín del Ganj-i-sawai, persistieron durante mucho tiempo los rumores de que el tesoro había sido enterrado en algún lugar secreto.

Y aquí entra Bailey, que es un arqueólogo aficionado que trabajó en la recuperación de los restos del Whydah, un barco pirata descubierto en 1984. En 2014, gracias a su detector de metales, apareció la primera de las misteriosas monedas en un prado de la isla Aquidneck, que alguna vez se encontró en un municipio colonial. "Tuve que correr al coche y limpiar el barro con agua, la moneda tenía una escritura árabe lo que me sorprendió. Sabía no obstante que las colonias americanas habían sido bases de operaciones de piratería a finales del siglo XVII". Así se descubrió que la moneda había sido acuñada en Yemen en 1693, solo unos años antes del ataque pirata a Ganj-i-sawai. Se han encontrado otras 13, en su mayoría gracias a los detectores de metales, pero la última en 2018 por arqueólogos en Connecticut; También se han desenterrado en la región dos monedas de plata turcas otomanas que se cree proceden del mismo tesoro. Varias de las monedas muestran el año en que fueron acuñadas, mientras que algunas están marcadas con los nombres de los gobernantes en ese momento, que se pueden usar para fecharlas. "Ninguna de las monedas data de 1695, cuando se capturó el Ganj-i-sawai", explicó Bailey, que ha estudiado cuidadosamente cada uno de los descubrimientos.

La desaparición de un pirata

Pero, ¿qué pasó entonces con Every? Se cree que navegó directamente hacia Irlanda después de su estancia en las Bahamas, aunque la investigación de Bailey sugiere que pasó varias semanas en el continente americano, comerciando con esclavos africanos que podría haber comprado con el botín de Ganj-i-sawai. Los registros históricos relatan que un barco que Every había adquirido en las Bahamas (el Sea Flower) vendió decenas de esclavos en el continente, y según Bailey, el pirata habría estado a bordo del mismo.

Algunos cronistas aseguran que Every murió en Irlanda. Otros creen que llegó a gobernar un utópico reino en Madagascar

Bailey también apunta que murió probablemente en Irlanda, como lo describen algunos cronistas (aunque otros lo retratan como un rey que llegó a gobernar en una utopía ficticia en Madagascar). No hay forma de saber si las monedas encontradas eran suyas, pero está casi seguro que formaban parte del tesoro saqueado en el barco mongol, aunque probablemente buena parte del botín se fundió para ocultar sus orígenes. "Lo que hemos encontrado son, básicamente, las monedas que usaban los piratas cuando huían: para alojarse, comer, beber, etcétera... ¿con qué frecuencia encuentra alguien un tesoro pirata de tal envergadura? Es simplemente fantástico", concluyó el arqueólogo.


Henry Every, el capitán que consiguió el mayor botín de la historia de la piratería.

La piratería clásica mantiene todavía ese aura de romanticismo y aventura desenfadada que adquirió fundamentalmente en el siglo XIX. Pero aunque a los ojos de un espectador pueda resultar atractiva y fascinante, para quienes la sufrían no lo era en absoluto porque solía costarles la pérdida de sus bienes, cuando no sus propias vidas.

Lo curioso es que tampoco resultaba tan provechosa para los piratas mismos, pues la gran mayoría acabaron colgados de una soga o fallecieron en circunstancias relacionadas con su oficio, ya fuera caídos en batalla, ya ahogados en medio de una tempestad. Pocos pudieron retirarse a disfrutar de su botín y, junto con Henry Morgan, que logró ser nombrado caballero y gobernador de Jamaica, el caso más célebre fue el de Henry Every.
Es difícil saber con certeza cuál era su verdadero nombre, debido a que usó varios alias a lo largo de su carrera. Unos variaban el apellido a Avery o Evory, mientras que otros cambiaban el Henry por John o Jack e incluso consta que utilizó uno completamente diferente como Benjamin Bridgeman, origen del apodo que le daban sus propios hombres: Long Ben (Ben el Largo). A eso hay que sumar los motes populares con que se referían a él sus contemporáneos: The Arch Pirate y The King of Pirates (El Archipirata y El Rey de los Piratas). No está mal, teniendo en cuenta que apenas dedicó un par de años al oficio.

Por los archivos parroquiales de Newton Ferrers (Devon, Inglaterra), donde consta el registro de quienes podrían ser sus presuntos padres, se supone que nació en 1659. Se han sugerido otras alternativas al lugar, pero son todas tardías y a menudo basadas en la novela El Rey de los Piratas, de Daniel Defoe (el autor de Robinson Crusoe, quien también le hizo aparecer en La vida del capitán Singleton), por lo que no suelen considerarse válidas. El caso es que Newton Ferrers era -y sigue siendo- un pequeño pueblo pesquero muy cercano a Plymouth, uno de los principales puertos ingleses y, por tanto, todo un condicionante para la vocación marinera de sus habitantes.

Y, en efecto, Every inició su relación con el mar en las filas de la Royal Navy. Aunque la leyenda cuenta que participó en el bombardeo de Argel en 1671, entre otras andanzas, la primera acción documentada corresponde a 1689, en aquella Guerra de los Nueve Años que enfrentó a toda Europa con la gran potencia del momento, la Francia de Luis XIV. Lo hizo como guardiamarina a bordo del HMS Rupert, un navío de línea de sesenta y cuatro cañones mandado por Sir Francis Wheeler. Los informes conservados sobre Every son positivos en todos los aspectos y su papel en la captura de un convoy enemigo le hizo ganarse el ascenso a suboficial.

Al año siguiente siguió a su capitán a otro buque mayor, el HMS Albemarle, de noventa cañones, con el que al poco participó en el desastre naval de Beachy Head (o Bévéziers, para el adversario), donde la armada francesa hundió una docena de naves de la alianza anglo-holandesa sin perder ni uno. Ese mismo verano, Every abandonó el servicio de Su Graciosa Majestad para iniciarse en la empresa privada con un lucrativo negocio: el tráfico de esclavos.

El monopolio de ese feo negocio lo tenía la Royal African Company, una compañía inglesa fundada por los Estuardo en 1660 que, tras un período de decadencia, había resurgido bajo la dirección del duque de York antes de que éste se convirtiera en el rey Jacobo II. Por tanto, toda actividad negrera al margen era ilegal y así fue cómo Every se puso al otro lado de la ley.

Pese a que la mismísima Royal Navy se ocupaba de proteger los intereses de la compañía, los enormes beneficios que producía la trata hacían que mereciera la pena arriesgarse y, según un testimonio documentado por Thomas Phillips, capitán del HMS Hannibal y encargado de patrullar el litoral atlántico de África, Every trabajó trasladando esclavos desde la costa de Guinea hasta las Bahamas para el gobernador Cadwallader Jones. No se sabe mucho más de esa etapa de su vida, que terminó en 1693 cuando se presentó una nueva oportunidad para muchos marinos en el contexto de la todavía vigente Guerra de los Nueve Años (que no terminaría hasta 1697).

Ese año, Sir James Houblon, un importante comerciante, concejal de Londres y director del Banco de Inglaterra (fundado recientemente por un notable vinculado a la piratería, William Paterson), reunió a varios inversores para intentar revitalizar la economía mediante lo que se bautizó como Spanish Expedition Shipping. Se trataba de una expedición encargada por Carlos II de España para atacar las posesiones francesas en el Caribe, además de llevar mercancías y armas a las tropas españolas destinadas allí y rescatar tesoros de los galeones hundidos.

Constaría de cuatro barcos de guerra: un pingue (tipo de nave pequeña, similar al cúter), de nombre The Seventh Son, más dos fragatas llamadas James y Dove (en la que el segundo era William Dampier, posteriormente famoso por ser el primer inglés que pisó Australia y dio la vuelta al mundo tres veces), a las que la Armada Española aportó otra, la Carlos II.

La escuadra estaría al mando de Don Arturo O’Byrne, un caballero irlandés que había servido a las órdenes de la Corona hispana. El sueldo no sólo era bueno sino que se garantizaba su pago cada seis meses, con el primero por adelantado, así que Every se alistó y, puesto que tenía experiencia, le nombraron oficial. Pero nada salió bien. El capitán del barco almirante murió antes de zarpar, el viaje a la primera etapa en La Coruña se demoró cinco meses por razones burocráticas y, una vez en el puerto gallego, pasaron otros tantos por idéntica causa, con lo que los marineros no tenían dinero para vivir y empezó a correr entre ellos el rumor de que habían sido vendidos como esclavos a los españoles.

Todo ello creó tal malestar que, cuando por fin llegó el momento de partir, exigieron cobrar antes. Para evitar deserciones, se les denegó y empezó a planearse un motín en el que Every, por su veteranía, fue uno de los organizadores. El 7 de mayo de 1694, en efecto, la tripulación del James se apoderó del Carlos II y antes de que nadie pudiera evitarlo escapó a mar abierto, permitiendo marchar en un bote a quienes no quisieran sumarse (excepto al cirujano, profesional siempre necesario a bordo).

Cambiaron el nombre del barco por el de Fancy (Lujoso) y, asumiendo su nueva condición al margen de la ley, pusieron rumbo al Océano Índico porque habóa cirrido la noticia de que el año anterior el pirata Thomas Tew había conseguido un fabuloso botín en el Mar Rojo.

Por el camino, empezaron a asaltar barcos. Su primera presa fue a la altura de Cabo Verde: tres mercantes británicos que iban a Barbados con suministros; varios de sus marineros, por cierto, se les unieron, sumando así un total de noventa y cuatro hombres. Luego capturaron esclavos, pero al llegar a Bioko el peso les hizo escorar, por lo que Every ordenó reducir el número de cubiertas para mejorar la velocidad. De hecho, el Fancy pasó a ser muy rápido, lo que le facilitó nuevas presas en los meses siguientes y doblar el Cabo de Buena Esperanza sin mayores problemas para fondear en Madagascar primero e Islas Comores después.

Fue en ese archipiélago donde, presuntamente, Every escribió una carta con todos los navegantes ingleses como destinatarios. En ella, mentía al asegurar que nunca había atacado barcos de esa nacionalidad y les sugería enarbolar una señal si se encontraban para poder seguir igual en el futuro, dado que sus piratas seguramente no serían tan benignos.

Se supone que en realidad quería evitar problemas con la Compañía Británica de las Indias Orientales, cuya flota podía suponer un peligro por su potencial; pero, en cualquier caso, no logró su objetivo y fue considerado un proscrito. Máxime teniendo en cuenta que, mientras, nuevos asaltos incrementaron aún más sus efectivos a centenar y medio de hombres.

Sin embargo, el gran golpe no se lo iba a dar a intereses europeos sino asiáticos. Sabía que cada año pasaba por aquella zona una flota procedente de la India transportando musulmanes a La Meca y que se trataba de peregrinos acaudalados, así que resolvió esperarla aliado con otros cinco piratas que actuaban por aquellos contornos: el mencionado Tew, Joseph Faro, Richard Want, William Mayes y Thomas Wake, sumando en total casi medio millar de piratas. Era necesaria una fuerza contundente porque la flota india se componía de veinticinco naves y contaba entre ellas con el poderoso Ganj-i-Sawai y el Fateh Muhammed, dhows grandes y artillados pertenecientes a la armada del Imperio Mogol.

El asalto se produjo ese verano y para ello se utilizaron sólo la mitad de los barcos (el Fancy, el Pearl y el Portsmouth Adventure), pues los otros (Amity y Susanna) resultaron ser demasiado lentos -de hecho, llegarían con la batalla ya empezada- y uno (Dolphin) fue abandonado, repartiéndose su tripulación entre los restantes.

El Fateh Muhammed cayó con facilidad, proporcionando un rico botín, entre otras cosas porque a bordo viajaba el comerciante Abdul Ghaffar, acaudalado propietario de docenas de naves mercantes. Según se estima, los asaltantes obtuvieron cantidad suficiente como para comprar cincuenta veces el Fancy. La única pega fue que Tew murió en acción.

A continuación salieron en persecución del Ganj-i-Sawai, que a veces figura en las crónicas con el nombre Gunsway. Era un rival temible, con ochenta cañones y cuatrocientos mosqueteros para defender a otros tantos pasajeros. Una andanada afortunada lo desarboló, inmovilizándolo; pero el intento de abordarlo de los piratas fracasó, al ser rechazados por el fuego de mosquetería. No obstante, volvieron a tener suerte: un cañón explotó y se declaró un incendio en cubierta que sembró el caos, animando a un nuevo intento de abordaje. La lucha duró tres horas, al término de las cuales Every se erigió triunfador.

Los marineros y pasajeros musulmanes, entre los que había mujeres (incluyendo una posible nieta del emperador Aurangzeb), sufrieron torturas durante varios días para que revelaran donde escondían sus riquezas. Muchos hasta se quitaron la vida para evitarse aquellas penalidades y el relato de los hechos, que llegó a todo el mundo, horrorizó a la gente, originando incluso sentimientos de culpa postreros en alguno de los responsables. Ahora bien, de momento veían las cosas de otra manera: el tesoro obtenido (medio millón de monedas de oro, piedras preciosas, telas…) superó al del Fateh Muhammed y en conjunto es considerado por algunos estudios como el más rico de la historia de la piratería.

Se repartió de forma proporcional a la participación en el asalto, lo que no evitó disconformidades. Por ello, los marineros franceses y holandeses decidieron abandonar el Fancy en Isla Reunión, mientras los demás ponían proa a Nassau tras cargar un centenar de esclavos. Durante una escala en Isla Ascensión, varios marineros optaron también por jubilarse y disfrutar de lo ganado.

El robo puso en un brete a la Compañía Británica de las Indias Orientales, que pasaba un momento delicado desde su derrota en la llamada Guerra del Niño contra los mogoles (1686-1690). La contienda se había terminado con un acuerdo de indemnización británico al emperador y, evidentemente, el asalto a su flota lo estropeaba todo, especialmente después de que los supervivientes llegaran a la India contando las atrocidades sufridas.

Es más, Aurangzeb recluyó a cuanto inglés vivía allí, expropió las propiedades de la compañía y bombardeó Bombay, ciudad en manos británicas por entonces. Fue necesario apaciguarlo incrementando el dinero prometido y declarando a los piratas Hostis humani generis (Enemigos de la raza humana), con la promesa de perseguirlos allá donde estuvieran. Se ofreció una recompensa por la cabeza de Every o información sobre su paradero y se emitieron indultos para quienes lo traicionasen.

El problema estaba en que el Fancy había llegado ya a las Bahamas, fuera de la jurisdicción de la compañía, y ancló en el puerto de Nassau, capital de la isla de New Providence. Para ello, Every sobornó al gobernador, Sir Nichollas Trott, regalándole el barco y una sustanciosa suma, aunque él ya era proclive a aceptar su presencia porque había muy pocos habitantes (menos que piratas) y los cuarenta cañones del buque servirían de disuasión a un posible intento de conquista francés. Trott hizo la vista gorda ante el cargamento que llevaban (marfil, pólvora, municiones), que les identificaba como fuera de la ley -y eso sin contar los esclavos-, por lo que la tripulación pudo establecerse en la isla sin problemas, como unos vecinos más. El Fancy se hundió tan misteriosa como oportunamente, con lo que desapareció una prueba importante.
Pero ello no impidió que llegara una orden de detención contra los piratas que el gobernador no podía ignorar. Lo que sí hizo fue advertirles para que huyeran antes de la llegada de las autoridades. Gracias a ello, únicamente veinticuatro fueron apresados, de los que cinco acabaron en la horca en Inglaterra, aunque no exactamente por piratería sino por amotinarse y robar la fragata Carlos II.
La mayoría se fueron a las colonias de Norteamérica o volvieron a Gran Bretaña, aunque en ocasiones, al desembarcar con sus riquezas, levantaron sospechas y se vieron obligados a escapar otra vez. Algunos llegaron a Bristol, donde al intentar vender las gemas que llevaban consigo les estafaron y quedaron en la pobreza.

Compañía de teatro aficionado "teatro quinta."

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Compañía Teatro Quinta.

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Continuación de fotografías de taller de verano en la Casa de la cultura de la comuna de Quinta Normal. 2023.- 


FABIOLA DEL PILAR GONZÁLEZ HUENCHUÑIR

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